Vaciar la mente hasta dejarla como el fuelle de un acordeón.
Calmar el cuerpo hasta dejarlo como las aguas de un lago.
Atender al todo con la consciencia despierta.
Caminar con espíritu peregrino.
Preguntar con la ternura del corazón de un niño.
Profundizar con la curiosidad del explorador.
Plasmar mediante el flujo inagotable del artista.
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Foto por Francisco Cauterucci durante el rodaje del largometraje documental “Los 100 días que no conmovieron al mundo” (2009, Zona Audiovisual) en Ruanda (África); área del Parque Nacional de los Volcanes, en la región de las Montañas Virunga (ruta Gisenyi-Ruhengeri, provincia Norte).